martes, 10 de enero de 2023

GUSTOS RAROS

 DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN


MIRAR Y VER

GUSTOS RAROS  

ISABEL AGÜERA

No hace mucho me visitaban antiguos alumnos que en divertida charla, recordábamos sus años de niños en la escuela. De pronto, uno de ellos  dijo: Seño, ¿qué haces ahora? Estás siempre escribiendo. ¿No te aburres? ¡Qué va!  -le contesté- No tenéis ni idea de las cosas que me gustan.¿Qué cosas, seño? Me gusta la gente sencilla, el olor de la tierra, el trajinar de trabajadores al amanecer, me gusta el olor de los trigales, y el olor de olivos y el olor del romero…Me gusta ver pasar trenes, aviones y el primer autobús a las seis de la mañana, me gustan los nidos de las golondrinas, y la luna y el camino De Santiago en estrellas, me gusta el olor de las cuadras, me gusta ver manadas de animales, me gusta ver salir humo de las chimeneas y me gusta la voz del silencio y la voz del viento y la música y los paseos por el jardín, y me gusta... ¡Ajú, seño -me interrumpió-, ¡qué gustos más raros! ¿Y no te gustan las fiestas? ¡Qué asco las cuadras! Sí, claro, me gustan las fiestas para descansar, pasear, estar tiempo con mi familia... ¿Y no te gustan las discos? Si os digo la verdad, no. Mucho ruido. Cuando era niña me gustaba mucho la feria de mi pueblo, porque todo era como un bonito sueño... ¿Y cómo te divertías? ¡Uf, eso es muy largo de contar! Muchos, muchos juegos y muchos inventos. Otro día os lo cuento, pero a ver qué os gusta a vosotros? Miradas, sonrisas y complicidad absoluta. Seño, -exclamó, al fin uno- esas cosas son de antes. Ahora nos gustan los móviles, las fiestas, los ordenadores...No dije nada, pero sentí pena de esta generación de adolescentes que ni ven, ni oyen, ni siente la vida. Su mundo son ondas perdidas en el espacio y mucho antes de lo que sospechan se les acabará la “batería” sin posibilidad de carga. La vida pondrá el fin y puede que en ese momento vean el humo de una chimenea y caigan en la cuenta de que no es humo, es humanidad, calor, compañía, convivencia real, vida que perdieron y a la que desearían volver, pero su billete es solo de ida. El Progreso no es marcha atrás, pero tampoco el acelerón que borre, sin dejar rastro, valores humanos del pasado.

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